miércoles, 18 de abril de 2012

INFORME ESPECIAL.

 INFORME ESPECIAL-"La Crisis de Petróleo de 1973".

                    Crisis del petróleo de 1973


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Gráfico de la evolución de los precios del petróleo a largo plazo (1861-2007). La línea naranja muestra el nivel de precios constantes, ajustado según la inflación. La línea negra muestra los precios corrientes.
La crisis del petróleo de 1973 (también conocida como primera crisis del petróleo) comenzó el 17 de octubre de 1973, a raíz de la decisión de la Organización de Países Árabes Exportadores de Petróleo (que agrupaba a los países árabes miembros de la OPEP mas Egipto, Siria y Túnez ) con miembros del golfo pérsico de la OPEP (lo que incluía a Irán) de no exportar más petróleo a los países que habían apoyado a Israel durante la guerra del Yom Kippur (llamada así por la fiesta judía Yom Kippur), que enfrentaba a Israel con Siria y Egipto. Esta medida incluía a Estados Unidos y a sus aliados de Europa Occidental.
El aumento del precio unido a la gran dependencia que tenía el mundo industrializado del petróleo, provocó un fuerte efecto inflacionista y una reducción de la actividad económica de los países afectados. Estos países respondieron con una serie de medidas permanentes para frenar su dependencia exterior.[1]

 

[editar] Orígenes de la crisis

Antes del embargo, el Occidente industrializado, sobre todo Estados Unidos, solía disponer de petróleo abundante y barato. Las ciudades norteamericanas posteriores a la Segunda Guerra Mundial, muy extendidas, con enormes núcleos urbanos de casas unifamiliares dispersas, dependían del automóvil como principal medio de transporte, de modo que se utilizaban combustible de forma masiva. Entre 1945 y finales de los '70, Occidente y Japón consumían más petróleo que nunca. Sólo en Estados Unidos, el consumo se había duplicado entre 1945 y 1974. Con un 6% de la población mundial, EEUU consumía el 33% de la energía de todo el mundo. Al mismo tiempo, la economía norteamericana mantenía una cuarta parte de la producción industrial mundial, lo cual quiere decir que los trabajadores norteamericanos eran cuatro veces más productivos que la media global, pero a cambio el país consumía cinco veces más de energía.
El petróleo, sobre todo el procedente de Oriente Medio, se pagaba en dólares estadounidenses, con los precios también fijados en dólares. Durante el mandato del presidente Richard Nixon, el modelo económico norteamericano estaba ya agotado, el crecimiento era nulo, y sin embargo la inflación ya empezaba a ser preocupante. Durante el verano de 1971, Nixon estaba bajo una fuerte presión pública para que actuara de forma tajante ante este parón económico. Para provocar una caída del precio del oro en los mercados internacionales, Nixon abandonó el patrón oro el 15 de agosto de 1971, finalizando así el sistema de Bretton Woods, que había funcionado desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. El dólar fue devaluado en un 8% en relación con el oro en diciembre de 1971, y se volvió a devaluar en 1973.
La devaluación dio lugar a una creciente incertidumbre económica y política en todo el mundo. A principios de los años '70, la caída del dólar trajo consigo también una bajada del precio del petróleo, que se pagaba en dólares. Así se mejoró la situación de las industrias norteamericanas respecto a sus competidoras de Europa y Japón. Pero la devaluación del dólar provocó también la inquietud de los productores de materias primas del Tercer Mundo, que veían cómo la riqueza que había bajo sus tierras se reducía, y cómo sus activos crecían en una divisa que valía bastante menos de lo que había valido hasta hacía muy poco. Esta situación inauguró una nueva etapa de lucha por el control de los recursos naturales y por un reparto más favorable del valor de estos recursos entre los países ricos y los países exportadores de petróleo de la OPEP.
La OPEP lanzó una nueva estrategia para que las economías industrializadas, que dependían fuertemente del petróleo, fuesen más vulnerables a las presiones del Tercer Mundo. La disminución de la ayuda exterior de Estados Unidos y sus aliados, combinada con la postura pro-israelí que mantenía Occidente en Oriente Medio, acabó encolerizando a los países árabes de la OPEP.


 





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